jueves, 3 de abril de 2008

Los secretos de Frida Kahlo


La vida de una artista marcada por la tragedia, el sufrimiento, la enfermedad, sale a la luz para destaparnos muchos temas de los que se venían hablando desde su muerte en 1954. Una obra marcada por un intenso dolor y una profunda pasión y sensualidad que son el propio reflejo de su vida.
Su esposo, el muralista mexicano Diego Rivera ordenó a los administradores de su fortuna que no destaparan los secretos de la casa hasta 15 años después de su muerte, en 1957, sólo 3 años después de su querida Frida. Pero una de los administradores, por miedo a que la imagen de la pareja fuera perjudicada, selló toda la colección y no se descubrió hasta el 2004, cuando falleció la propia administradora. Y desde este año, investigadores profundizan en la vida de estos dos artistas mexicanos que tanto dieron que hablar.
La Casa Azul, en ella nació Frida y en ella viviría con Diego Rivera o “el niño de mis ojos” como ella lo llamaba. Cientos de documentos guardados en los cajones, cartas, libros, revistas, obras… toda la intensa vida de estos dos artistas. Gracias a estos documentos se pueden comprobar que muchas cosas de las que se venía hablando hasta ahora no son del todo ciertas. Siempre se comentó que la relación Kahlo-Rivera fue un tanto atormentada, pero cartas demuestran todo lo contrario, pues sólo tenían palabras de cariño y afecto para dirigirse el uno al otro. ¿Y la relación, de algo más que amistad, de Frida con el revolucionario ruso Leon Trotsky? Hasta ahora se dijo que habían mantenido un intenso romance durante la estancia de Trotsky en la Casa Azul durante su visita a México, pero la correspondencia encontrada entre Frida y Trotsky revela que jamás existió tal relación, simplemente el vínculo que les une es la búsqueda de influencia para que su marido, Diego Rivera, asumiera un papel más importante en el partido comunista; de hecho Rivera, durante la estancia del revolucionario en la Casa Azul, siempre trató de ganarse su confianza para convertirse, así, en el líder del partido comunista. Además Trotsky estaba muy comprometido en el partido y no arruinaría su carrera política por tal escándalo. Por lo tanto, la pareja simplemente utilizó para sus propios intereses la relación que les unía a Trotsky, rompiendo así con uno de los mitos de la vida de Kahlo y dejando claro que jamás existió tal historia de amor entre la artista y el revolucionario.
En otro rincón de la casa aparecen un gran número de cartas dirigidas al médico, el doctor Eloesser, que la trató durante 20 años de su dolorosa enfermedad (sabemos que Frida sufrió un gran accidente de tranvía el 17 de septiembre de 1925, quedando gravemente dañada, y con numerosas fracturas, su columna vertebral); todas las cartas comienzan con “Querido Doctorcito” y son el reflejo de un cariño especial y una confianza plena. Frida es una mujer fuerte, decidida, que confía en sí misma, algo que claramente se aprecia en sus obras, pero a la vez una mujer sensible, que necesita apoyo, ayuda, pues le tocó recorrer un camino bastante amargo, y su “doctorcito” será su máximo confidente.
Ya sabíamos mucho sobre la vida de Frida Kahlo, sus obras no son más que una ventana abierta a su propia historia, a sus miedos, sus esperanzas, sus sufrimientos, sus alegrías… una historia compartida con Diego Rivera, distanciados en muchas cosas, pero demasiado cercanos en otras. Mucho se ha escrito sobre ellos, sobre la vida de esta pareja de artistas, sobre la excéntrica Frida, pero algunas cosas de las que se hablaban vemos que no son del todo ciertas; ahora se puede decir que los tesoros de la Casa Azul salieron a la luz y, gracias a ellos, pudimos descubrir los secretos mejor guardados de Frida Kahlo… ¿Esconderá Frida algún secreto más?

martes, 1 de abril de 2008

Goya, más vivo que nunca



'Los fusilamientos del 3 de mayo' y 'La carga de los mamelucos', dañadas en la contienda del 36, son minuciosamente restauradas y por primera vez repintadas.


El Museo del Prado restaña las heridas de guerra sufridas en 1938 por dos de los más célebres lienzos de Francisco de Goya: Los fusilamientos del 3 de mayo en la montaña del Príncipe Pío y El 2 de mayo o la carga de los mamelucos.


Símbolos de la Guerra de la Independencia de 1808, una vez curadas sus "heridas" por un equipo de los mejores restauradores del Prado, las dos pinturas formarán parte de la exposición Goya y los años de la guerra, que la pinacoteca acogerá entre el 14 de abril y el 13 de julio para conmemorar el bicentenario de la Guerra de la Independencia.
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